lunes, 30 de noviembre de 2009

Super






... y el chico colocó y colocó y colocó y colocó, y descolocó para luego colocar cientos, miles, millones, trillones, de latas de berberechos, pulpo a las finas hierbas (¡!) y atún en escabeche 2x1 al ritmo de Sandie Shaw


miércoles, 25 de noviembre de 2009

También lo dijo San Agustín (en cierta manera...)



Dañino Artaud. Viejo puto loco enfrascado en retransmitir a Dios por las ondas hertzianas, por las ondas aguileñas de tu faz puramente blanco y negro. De una pureza blanco y negro en una pureza de Juana de Arco, que llora lágrimas cinemáticas desde entonces una y otra vez, una y otra vez... 'El teatro y la peste' es un delicioso bombón envenenado de Antonin Artaud que habla del retozar de las ratas, de la putrefacción de las cosas, de la máscara viscosa que es el teatro. Yo vuelvo a vivir tiempos de teatro; es un espejismo por donde respirar oxígeno fuerte.
"El teatro, como la peste, es una crisis que se resuelve en la muerte o la curación".
La peste y la poesía. Dos caminos para santificar las fiestas. Pensé que la piel de uno de mis nudillos se cuarteaba y volvía lepra; la sané, la mojé, la alimenté con buena crema italiana, de esencia de coco y algo más pegajoso, y renació rosada, pura, virgen, pidiendo auxilio ante los primeros cuchillos largos del otoño.

No sé hacia dónde va ésto; tampoco sé hacia dónde voy yo. Miento. En ocasiones sí lo sé. Son minúsculas sensaciones, pero fuertes como un roble. Abrasan tímidamente durante dos o tres segundos la piel, erizan el vello, revelan al oído el Misterio, pero sí, son calambres que duran apenas dos o tres segundos. Los segundos de la poesía en un mar de peste. Lo que pasa es que al flagelo se acostumbra uno, lo hace suyo, lo acurruca, lo viste con pañales de oro, se bebe dos o tres o cinco wiskis, y la almohada, posteriormente, cuando luce la luz de un satánico día, se traga nuestra cara como lava de volcán o arenas movedizas. ¡Atiza! Peste y poesía. O viceversa. O versavice. Rizoma de uves al fin y al cabo.