lunes, 31 de enero de 2011

Máquina Corola (I)


Un futurista alzó la ceja, sólo una, de forma futurista, como sólo ellos saben alzar las cejas. Una ceja veloz, como un clavo de acero doblado por la fuerza del tiempo. El futurista de la ceja dijo: "Figurar, con medios estáticos, el movimiento real". Y depositó su taza de té en una mesita de mármol como si de un cirujano, de precisión matemática, se tratase. (¡!)

- Creo en la fuerza poderosa de la máquina expendedora de flores -argumentó al aire. Es el objeto más bello del universo. Los pétalos permanecen siempre húmedos gracias a la micro-lluvia, finísima, que cada treinta y cinco minutos y diez segundos riega, desde estas cápsulas programadas, las hermosas flores.

Asimismo la luz artificial, una constante temperatura medida por un termómetro de última generación, la posibilidad de contener de 12 a 48 ramos, de vivos colores, panel de control a través de la web...

El futurista se sintió realmente emocionado por el placer estético de un artilugio como éste. Un carrusel de pétalos programados.